¡Cardenal¡ ¿No es ése el destino ideal de un hombre autoritario y solitario? He aqui a nuestro hombre Alceste en una situación francamente agradable, la de un hombre retirado del mundo pero poseedor de ese mundo en su mano de hierro:en el siglo XVII, el poder de un prelado es considerable.Veinte años después se auto invita a casa de su antigua amante, encontrándose con una bella mujer de cuarenta años que lejos del corazón que ella ha acallado casándose con un burgués, parece perfectamente feliz con sus cuatro hijos.Pero ¿qué ha venido a hacer entonces el bueno de Mazarin a casa de esta madre de familia sin problemas? ¡Salvarla! Ya que el se siente obsesionado por un sueño terrible desde hace meses, sueño que cree ser un mensaje del cielo, según el cual Celimene corre un peligro mortal. Convencido de ser el embajador de Dios entre los hombres, Alceste decide confesar a esta oveja descarriada demasiado feliz para ser honesta. Esta confesión, codo a codo cómica emocionante y erótica se convertirá rápidamente en una declaración de principios entre un hombre anclado en su época y una libertina, avanzada para su tiempo, figura de proa, según Alceste de un siglo XVIII, que llega a pasos agigantados. Pero en todo este conflicto, sólo el amor es el vencedor, ya que veinte años después, los amantes de Moliere, se aman todavía. Y para siempre.